Es cierto que la mayoría de los que estamos aquí nos lo merecemos. Al fin y al cabo hemos cometido delitos, hemos infringido las leyes, pero ya hemos visto como, por lo menos en España, la señora justicia es en demasiadas ocasiones bastante miope y no del todo imparcial. Como una quinceañera malcriada se deja llevar por las modas del momento, tiene un especial apego por el dinero, y termina saliendo con los niños bien que le pagan todos sus caprichos.
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